Imagina viajar en una naturaleza paradisíaca: playas de arena fina frente a un mar cristalino, para ver el espectáculo de la puesta del sol, calas escondidas entre rocas a desplomo sobre el mar, o un paseo por un bosque de montaña, a lo largo de las cuevas excavadas por un río, el poder del agua frente a una cascada ...
O imagina viajar a un lugar rico en historia, donde cada rincón cuenta un pasado, una leyenda, una raíz profunda, milenaria y vibrante.
Un lugar donde pasan los siglos a cada paso, lleno de vestigios, lleno de arte, lleno de cultura.
O, otra vez, imagina viajar a un lugar donde la gastronomía es una forma de arte tan alta que ha merecido los más prestigiosos premios internacionales, donde la cocina es tan buena y saludable como para hacer centenarios a sus habitantes, donde lo biológico no es una tendencia reciente, sino la realidad más evidente y consolidada para quienes desde siempre han cultivado, criado y pescado con métodos tradicionales, ancestrales, que nada tienen que ver con la industria y sus parámetros.
Imagina viajar donde las fiestas, los festivales, los eventos culturales tienen lugar en todos los rincones.