Este es otro de los pueblos imperdibles por su belleza e historia.
Después de Paestum y Velia, Roccagloriosa cuenta con la zona arqueológica más importante de todo el Cilento.
Los orígenes de Roccagloriosa se pierden en las brumas del tiempo. Las huellas de la presencia humana se atestiguan desde el Neolítico: aquí se han encontrado hojas de sílex del V - IV milenio a.C. y hallazgos de la Edad del Bronce Medio (segundo milenio a.C.).
Otros vestigios importantes se remontan a la Edad del Hierro (siglos VIII - VI a.C.). Posteriormente la zona fue habitada por poblaciones itálicas prerromanas: Morgetes, Oscos, Enotrios, pero sin duda el asentamiento más importante es el de los Lucanos, con una necrópolis del siglo IV a. C. cuyas excavaciones nos han permitido comprender cuán avanzada, culta y organizada era su civilización.
De hecho, desde el punto de vista arqueológico constituye uno de los sitios prerromanos más importantes de toda Magna Grecia.
Por su altísimo valor, el área arqueológica de Roccagloriosa fue objeto de un estudio de la Universidad de Alberta, Canadá. ¡Nada mal para un pueblo de poco más de 1500 habitantes!
Gracias a estos estudios, fue posible desenterrar un conjunto de asentamientos de excepcional valor. Entre los conjuntos funerarios destaca la tumba 6, la más antigua, con un conjunto de bronces etruscos-campanianos.
Otros hallazgos, como armas y tabletas, dejan claro que estamos ante un tipo de sociedad extremadamente civilizada y organizada: la ciudad tenía leyes escritas, magistrados, asambleas. Ajuares funerarios y joyas dan testimonio de su gran riqueza.
Su posición geográfica, en las líneas de paso que lo conectan con los territorios de Velia, Moio della Civitella (otro centro lucano muy importante), Vallo di Diano, Basilicata, hace que el centro también sea importante en la época romana, cuando asume el nombre de Patrizia, y en la época medieval, cuando asume su nombre actual.
Y aún hoy representa uno de los asentamientos medievales más importantes del Bajo Cilento: las sinuosas calles empedradas, las escalinatas, las fuentes, las iglesias y las plazuelas muestran la tipicidad y riqueza del antiguo pueblo.
Desde sus calles, es posible disfrutar de algunas de las vistas más bellas de todo el Cilento: el valle del río Mingardo, el del río Bussento, el monte Bulgheria y el mar del Golfo de Policastro.
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