El derrumbe que detuvo el reloj
A pocos kilómetros de Sanseverino (ambos son fracciones del Municipio de Centola - Palinuro) se encuentra el pueblo fantasma de San Nicola.
Fue un hecho traumático, que tuvo lugar en octubre de 1963, lo que determinó el abandono del antiguo pueblo y la reconstrucción del nuevo: un deslizamiento de tierra, que devastó el pueblo y provocó que el pueblo se deslizara más río abajo.
El casco antiguo es como una fotografía de un pasado que parece muy lejano: la ciudad se construyó alrededor de la iglesia bizantina de San Nicolás de Mira, pero algunos estudios atestiguan que la zona era un vasto asentamiento y una área sagrada de la Edad de Hierro (Siglo XII a.C.).
Posteriormente, según informan los extraordinarios Mapas Aragoneses, las tierras de San Nicola pasan a depender de San Mauro la Bruca y Rodio, feudos del Bailiaje de Santa Eufemia de la Orden de los Caballeros de Malta, y sufren las devastadoras consecuencias de la plaga de 1656 como Sanseverino.
San Nicola conserva el rito griego hasta finales de 1600, luego en el siglo XVIII pasa a formar parte de las posesiones del Príncipe de Centola.
La parte antigua se construyó según el eje norte-sur, la iglesia era el centro: en una de las capillas laterales, se puede ver el escudo de armas de los Sanseverino, la poderosa familia feudal del Cilento, primera en rango de las Siete Casas del Reino de Nápoles.
Entre callejones y casas abandonadas, se encuentra la Fuente Vieja, denominada “Fuente de las Musas”, de la que brota agua de reconocidas propiedades. Todo frente al magnífico panorama que se extiende desde las montañas y el valle del río Lambro hasta Cabo Palinuro.
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