Hace ya muchos años, las tortugas Caretta Caretta han elegido a Palinuro para nidificar. Y no una playa cualquiera, sino una de las más bonitas y menos conocidas por el turismo de masas.
De hecho, esta ruta se desarrolla por una playa que es una de las salinas al aire libre más importantes: desde hace milenios, la sal en concreto se puede ver y recoger de la larga hilera de rocas que recorre la orilla, tan sugestiva como para crear un paisaje casi lunar.
Y durante siglos esta sal llamada marinello ha sido muy buscada por las mesas de nobles de toda Europa, desde Felipe II de España hasta el barón Antonini, quien la describe como una de las mejores en uno de sus tratados de 1745.
Las rocas se alternan con arena fina, hábitat de especies raras y preciosas como la azucena de mar, una flor espléndida y fragante, y el hinojo de mar, de delicioso sabor, utilizado en la cocina tradicional, y muchas otras especies, como mirto, lentisco, agave.
El ambiente no contaminado y no antropizado les da a las tortugas un lugar protegido y seguro para poner huevos.
Durante años, el espectáculo de las huellas de su paso y la eclosión de los huevos se ha sumado al espectáculo de la naturaleza: aquí nacen miríadas de pequeñas tortugas, y por misteriosa ley de la naturaleza volverán a poner aquí una vez que sean adultas.
La estación zoológica Anton Dohrn de Nápoles, que estudia y protege esta magnífica especie, protege el lugar y los nidos, que se aseguran y controlan de inmediato.
La excursión, perfecta para los verdaderos amantes de la naturaleza, permite observar con total respeto un fenómeno natural tan emocionante en un contexto de una belleza extremadamente rara.
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